viernes, 30 de septiembre de 2011

Beleman y el mundo sin él

- Como casi todo lo que empieza tiene un fin...Beleman salió aquel día
de su casa y lo que menos pensaba en aquel momento es en si volvería o
no, porque eso nunca se piensa. Lo cierto es que nunca más volvió.
Se fue a algún rincón de Lisboa.
- A casa de un amigo?
-Podría ser. Pero también podría caber que fuera sin conocer a nadie.
Lisboa es como una serpiente nadando en el Tejo. Te aprieta y te
arrastra, te empuja al centro mismo de esas calles pequeñas en donde
siempre hay pequeños bares abiertos donde se escucha música.
Entra en uno y allí es donde conoce a Alicia.
- La pintora?
- Sí, podría ser.
- El viene de Italia, de un viaje de regreso a Italia. ¿Cómo se regresa
de un regreso?
- Se va y punto.
- Le habla, a ella, de su afición a los relojes, de su pasado de pujil
peso pluma. De su martirio, su condena, de guardar el secreto.
Ella se va enamorando fieramente.
- Ciegamente.
- No, lentamente.
- No tendrían tiempo.
- Es cierto. Se enamoran de forma salvaje.
- Le cuenta, a ella, que aquel reloj tan singular pasó de mano. Por
seguridad, por miedo y porque nunca más pensaba volver.
- Ella mira sus ojos negros que quieren transmitir esa angustia, pero
sólo brillan de amor.
- Se enamora de ella.
- Salvajemente. Piensa en sexo miemtras mira sus hombros. Se dicen los
nombres. Él miente. No sabe porqué, pero decide mentir. Ella abre su
flor, sus manos y sus ojos.
- Suena música.
- Sí y muy cerca, tras ellos. Ella saca la libreta y decide dibujar su
cara.
- Es pintora.
- Lo es, y buena.
- Mientras, él habla de aquellas personas muriendo. Del secreto
guardado por un amigo. De la traición. Del vacío de no saber. De la
maldición de aquel reloj tan extraño.
- Pero ella parece no escuchar.
- Escucha sí, pero le quiere traer a ese lugar alumbrado con velas y a
la sonada tras ellos.
Él quiere salir corriendo. Un error haber llegado tan lejos. El reloj
suena en su cabeza. El secreto mejor guardado. La locura. La maldición
resuena con cada latido del gnomon sobre la esfera transparente. Ahora
lo veo.
- El reloj es el secreto.
- No, el reloj guarda el secreto y le protege aquella maldición.
- Se acercan a la librería. La oscuridad es total. Ella se agarra a él.
- Y cantan juntos recitando poemas de De Campos.
Al llegar a la librería no queda nadie, pero una luz tenue al fondo de
la librería, ilumina la forma de un hombre sentado en un escalón de una
escalera que asciende. ¿Cómo era verme a mi ahí sentado?
- No sabías nada y te parecerían dos enamorados despistados con el
lugar y la hora. Tú parecerías un hombre triste rodeado de sus libros.
Qué se yo.
- Hablamos y hablamos. Acabamos la noche en mi estudio.
Vieron mis esculturas. Mis proyectos. No quise su opinión sincera. Es
pronto para querer odiar lo que hago.
- Y preguntaste.
- Me contaron lo que quisieron. Nada más.
- Supongo que no se fiarían.
















- ¿Y entonces?

- Hablamos de arte. Estoy confuso. ¿Tú que piensas de estas esculturas?
- Parecen dos caminos distintos.
- Puede ser. Lo mismo dijeron ellos. Una de las dos no puedo terminarla.
- Has aceptado esconder...
- Sí.
- Primero tendrán que recuperarlo.
- Sí. Luego lo guardaremos en la escultura y la terminaré.
- ¿Cual has elegido?
- No lo he decidido.
- ¿Y la música de hoy?
- Está claro, I´m gonna try, de Carol Fram
http://www.goear.com/listen/b51dd93/im-gonna-try-part-carol-fran

viernes, 27 de mayo de 2011

aquella mirada que no retenía sonidos




- No creo que haya que explicar nada, Octavio.
- No entiendo esa postura. Sin explicación no hay conocimiento.
- Enfréntate a lo que ves, Octavio, de forma desnuda.
- Eso es una estupidez, perdona, nadie está desnudo frente a nada. ¿Qué
reclamas una especie de animalidad o algo así? Tábula rasa...¿a estas
alturas?



- No me tomes por tonto.
- Estás jugando con las palabras. Lo único que te pido es un enfoque,
porque alguno habrá. No te pido el significado de la obra, que ni tu
mismo lo podrás decir si eres sincero. Pero sí el punto de partida, por
ejemplo, ¿qué mira?.
- No quiero que mire nada. ¿Tú que piensas que mira?
- De eso ahora no quiero hablar. Me interesa que lo digas tú. Donde
estaba tu mente cuando concebiste ese mirar o ese no mirar, o esas
ramas que abrazan el cuerpo desnudo.
- Mira la obra y saca concluisones. Es suficiente.
- Pero yo deseo algo sobresaliente. Sentirlo y omprenderlo de forma
sobresaliente.
- Lo siento no puedo hacer nada para llenar esa insatisfacción tuya. No
quiero expilcar ninguna de mis obras.
Se lo que tratas de decirme, pero si la obra no te lo dice
todo...entonces es insuficiente.
- No estoy de acuerdo. NO sería, en tal caso, insuficiente la obra,
sino mi acceso a ella.
¿Qué cres que ocurriría si leyeras el monólo de Otello a un grupo de
indios guaraníes?
- Probablemente no entenderían nada o lo entenderían de otra manera.
- Necesitan unas categorías previas. Nuestra tradición cultural,
nuestros prejuicios.
- Te he pillado. Tú y yo compartimos eso. No necesitas saber más de lo
que ves.
- El caso es que yo necesiti ese complemento situacional.
- Prometimos no ser pedantes.
- Ok, pues el enfoque, sólo un enfoque.
- Dímelo tú Octavio, y lo asumiré. De verdad.
- Y vuelta otra vez. Me rindo.

Yo tengo una música para ti.
http://www.goear.com/listen/5f3279c/the-seeker-the-who

Y para luego:

http://www.goear.com/listen/c5e68a0/all-because-of-you-u2

A ver si te alegra un poco y dejas de ser tan pesado.

viernes, 29 de abril de 2011

el agua que nunca llueve

Desde
aquí se ve el mar. Apretando los ojos. Y también se ve la sierra
añorada, la montaña y la hierba primaveral. Aguzando el olfato.

Nada ocurre más allá de esa i
mágen, o ese párrafo que nos lleva. ¿Qué perdura si muere ese momento?
Ese instante quieto, abrigado
¿envuelto en el susurro del pasado?
Nos visita en nuestro horizonte y se concreta.
Entonces muere. Entonces me araño y suena el blues. Una guitarra, una voz quebrada. Todo tan previsible, tan repetido que al escribirlo se deshace la realidad. Discurre ese tiempo, ese horizonte pasado se acerca y concurre en ese éxtasis el fin.
- P. se me acercó y lo dijo al oido. G. estaba pendiente. A lo lejos y
cerrados por los últimos acordes, las caras se desmaterializaban, todo
tan manido, ya ves, se volvían aéreas y difusas.
Le dije: No soporto ni un minuto más no decir lo que estoy pensando
desde que me dijiste lo del blues y los posos.
- ¿No decías que te asqueaba aquello?
- El blues martilleaba mi cabeza y juraría que ni siquiera sonaba para
mi. Qué querías.
-No lo lamentéis mamones, continué, es injusto y por eso doy carpetazo.
Decidme si lo puedo contar o no. Ocurrió, ¿verdad?
- Sólo P. lo puede confirmar, dijo G.
- No quiero, dijo P. Ni hablar.
- A él le daba igual, los tres estábais borrachos.
- Aquel pajarillo revoloteaba por entre los vasos, bebiendo de cada
copa. Agitando las alas. Lo ví.
El blues martilleaba mi cabeza y todo eso. Ni puta idea de la
conversación. Pero el pajarillo revoloteaba y eructó al pasar por mi
lado.
Me miró y entonces recordé; estaba rodeado de gente, en Madrid, en un
bar apestado, y fuera una balsa de humo nos daría un abrazo muelle al
salir.
- Qué exagerado, Octavio.
- Es cierto, no exagero.
- Aquí estamos juntos de nuevo. Tranquilo.
- ¿No hay música hoy?
- Sí. Escucha. Beatriz de Dia. Música medieval.
http://www.youtube.com/watch?v=5Zah4VWPiNE

- Me sentía añorando el añorar el campo. Por eso fui allí. Nos tomamos unas copas escuchando la música.
¿Y esto qué es?
- Las puñeteras esculturas y sus puñeteros bocetos.
- Pero te has ido demasiado por las ramas. Ya no se ve la idea
original.
- Vagabundeo por varias ideas, pero no concreto. ¿Y tu que tienes?.
- Varias cosas. Pero no se me quita de la cabeza el tema del reloj
aquel. Cuando Pintarello desapareció, nadie supo a donde fue a parar.
Tuvo una historia extraña. ¿Hay alguna manera de hilar el relato y darle
sentido?. Las fotos de Javier y los negativos. La foto del reloj que
tenía Javier con la nota de su padre en el reverso...
- ¿Así te encuentras?
- Sí, como el del cuadro. Perplejo. Como si el mundo se me viniera encima.
Tal vez Javier tenga razón. Ese cretino murió junto a ella y eso es lo que afea el asunto.
- ¿Tu crees que iva detrás de encontrar el reloj?
- Sería una incógnita más dentro del relato de Javier.
- Pero el diario lo muestra de otra manera.
- ¿Tenemos que basar todo en el maldito diario?
- Es lo que tenemos. Un
relato a fin de cuentas, escrito o no, es un relato. Y todo en nuestra
vida es relato como deja entrever Nietzsche entre otros.

- Esta música me está recordando un poema de Rilke:

Si yo supiese, ay, para quien sueño,
podría murnurar siempre como lo hace el arroyo.

Más adelante dice:

Pues qué sería la música si ella no fuera mucho más allá de cada cosa.


¿Podemos fiarnos de la versión del encuentro de Alicia y Pintarello en
Lisboa que aparece en el diario?
- Asumamos que sí...y a partir de ahí vamos a contar el relato.
El otro día mientras miraba la iglesia de San Lorenzo desde mi ventana,
recordé ese día que estuve en mi piso de Lavapiés con Javier. Allí me
contó que su primo le había pedido que colaborase con la policia en ese
asunto de Galicia. Se lanzó al vacío obsesionado por su pasado. Debería
haberse negado.
- Ahora ya está todo terminado.
- O no, ya ves que seguimos hablando del tema.


viernes, 25 de marzo de 2011

la nostalgia en construcción




La nostalgia en construcción, y casi todo se va cuando llega. Como el silencio, como el recuerdo como la despedida y como el encuentro.
- Estaba todo muy bonito, ¿verdad?
- Sí. Ahora pensaba en Alicia.
- Sí. Es una putada acabar así. "Guardada" en una residencia.
- Olvidada.
- ¿Quién llorará su muerte?
- Ese cretino que murió con ella.
- Tal vez sea una víctima como ella.
- Los dos sabemos que no.
- Se amaban.
- Era un cretino mentiroso. Un mago del embuste. Un traidor.
No tengo ganas de hacer nada. ¿Qué es eso que escuchas?
- Rachmaninof
- Me recuerda a una película.
- "La tentación vive arriba".
- Es verdad.
- El concierto nº2 para piano y orquesta.
http://www.goear.com/listen/0d506e2/concierto-n-2-para-piano-rachmaninov
(boton derecho y abrir en otra ventana)

- Muy bonito. Muy apropiado para este estado nuestro de nostalgia.
- No te cachondees.
- No, no. Es cierto. Es una banda sonora de puta madre para quedarse
mirando el mar. Como ese personaje de Friedrich con la inmensidad del
mar de nubes bajo sus pies.
- Que te gustaría escuchar.
- El "London Calling" de los Clash.
http://www.goear.com/listen/35c5c64/london-calling-the-clash

- Aquel tipo ahí parado en mitad de la dehesa...
"el señor Livinsgtone, supongo"
- Y nosotros dos Scott. Lo mismo he pensado. Parecía una...aparición. Clavado con las botas
en el barro y en las bostas de vaca. Nosotros sentados con el portatil,
ahí en la piedra. Joder.
La pantalla me parecía un cronómetro marcando el paso a un reloj de
arena.
El cursor parpadeando y nosotros dos mirando al fulano aquel recogiendo
las vacas.
Te preguntaba por Amsterdam y tú ensimismado.
- Joder, qué querías que hiciese. Es como si hubiera dejado de entender
el idioma.
- ¿Y qué piensas?
- ¿De qué? ¿De aquel tipo? Pues que parecía estar fuera del tiempo. Con
los pantalones clareados por las florecillas blancas. Como si se
estuviera borrando, difuminando con el campo. Lo estaba mirando y por
el hecho de hacerlo parecía ir adquiriendo un significado poco a poco.
Al principio era ininteligible. Qué se yo, como ciertas obras de
Tapies. Pero luego te das cuenta que todo depende de ti. Tú contruyes
la verdad sobre lo que estás mirando. No tienes que esperar que nadie
te diga nada.
- Bueno...concretamente de Tapies hace falta un manual de
instrucciones.
- No es verdad.
- A mucha gente le pasa.
- Tal vez no estén preparados para ver esa obra en concreto.
- A ver, a ver...o sea que al final es culpa del fulano de tal el no
estar a la altura de entender esa obra.
- Yo diría que sí.
- Tú eres...
- No lo digas. ¿No es culpa de uno no entender el idioma de su madre si
lleva en este mundo...digamos cuatro años y no tiene ninguna tara
especial?
Algo que sale de nuestra cultura, donde nos culturizamos cada uno de
nosotros debería ser asumido, reconocido y comprendido.
- Suponiendo que esa obra sea representativa de esa cultura que tú
dices.
- Hombre Octavio, hablo de la cultura occidental.
- No estoy de acuerdo. Además te has ido del tema del hombre, del
vaquero serrano.
- No me he olvidado.
- ¿Tienes bocetos nuevos?
- Sí, pero ahora tú te vas del tema.
- De momento.

Y además un poema:
Pero suceden tantas cosas...Una flor pensando en ser.
Un brote rompiendo el hielo.
Una muerte.
El cielo abierto, deshilachado.
La música, metáfora del tiempo.
Bach, Kohlberg y Gould. La fuga entre el ambar del horizonte.
Viene y va.
Llega sin detenerse y vuela, vuela por sobre las estrellas.

jueves, 17 de marzo de 2011

las fuentes que manan

- Ya te lo dije al entrar. Yo particularmente traigo la cabeza echando chispas.
- Y no es para menos. Comenzar el día así...no se, se te quitan las ganas de empezar.
- Como soñaba el buscador del tiempo perdido, todos deberíamos andar por la vida con un trozo de cielo sobre nosotros. A ellos, en cambio, les caen bombas de su trozo de cielo.
- Es triste.
- Ya lo creo. Yo arrasaría a Gadafi.
- No seas animal, eso sería peor.
- Bueno mira, a lo nuestro.
Traigo una pieza para escuchar. Si te parece quitamos a Bach y escuchamos algo de este siglo.

- Sorpréndeme.
-http://www.goear.com/listen/a00fac7/talking-about-a-revolution-tracy-chapman
(boton derecho/abrir en otra ventana)

Escucha y me cuentas.


En plena calle me pregunto, ¿dónde está la ciudad? Se fue, no ha vuelto. Tal vez esta es la misma, y tiene casas, tiene paredes, pero no la encuentro.
- No sé muy bien el significado que querría dar Neruda. Yo estoy pensando en esa ciudad que nos llevamos dentro de nosotros donde vayamos, o esas casas, o ese paisaje o ese olor. Como un conjunto de sensaciones. Nos acompañan y de alguna manera condicionan nuestra percepción, nuestro sentir.
- Yo creo que esa era la idea más o menos.
- Bueno eso nos parece a nosotros.
- Mi amigo Pintarello suele decirme que hayá donde vaya el tiempo parece detenerse si lee cierto poema de Pessoa. Es como si todos sus sentidos se le atrofiaran, dejaran de ser útiles para servir al cerebro y se rebelaran contra él transportándolo a cierto lugar con cierta chica, amada, por supuesto, ciertos olores y cierta hora viendo un atardecer desde Alfama en Lisboa.
- ¿Es ese amigo que te escribe desde Gargano?
- Sí, y ella es Alicia.
- ¿Todavía vive?
- Sí y él es muy mayor también.
Lo cierto es que toda la gente que marcha de su lugar parece sentir lo mismo.
Bueno, a lo que hemos venido. ¿Me enseñas en lo que estás?
- No he avanzado con la escultura. Estoy con muchas ideas en la cabeza. Ceo que la escultura es más bien un conjunto escultórico.
- No te metas en más de lo que vayas a poder...
- También avanzo con los cuadros de encargo. Están muy en la línea de lo último.
- ¿Puedo verlo?
- Es sólo el boceto.

Está planteado el motivo. Ahora queda todo.
- Bueno, pero ya se ve algo.
- Tengo otros bocetos.













- Ya tienes un cuadro similar. ¿El boceto es posterior?
- No sabría decirte. Determinados temas son recurrentes.
- Es cierto. A ver que te parece esto.
- Es de esos cuadros habitados, ¿no?
- Sí...
- ¿Y puedo ver como continúa?
-Sí claro, acércate.







-Pues...

- Ya se lo que vas a decir.

- Pues no lo digo. Sin embargo, quiero saber más de ese personajillo vestido de azul.

- Vive si te aproximas a él, aunque se vuelve inaccesible y difuso en esa aproximación. Cuando quieres tenerlo más cerca se esfuma entre las palabras.

- Es cuántico.

- Más o menos. Nerudiano. "El caminante que regresa".

- Siempre estamos con esos temas, ¿verdad? Yo tengo algo parecido en la cabeza. Sin embargo nunca lo habría expresado de esa manera. Los lugares que nunca encontramos cuando regresamos, que los descubrimos en nuestra ceguera. Vemos con los ojos del recuerdo. Es muy difícil mirar de verdad, con ojos de presente. Es como si ya supieramos lo que vamos a ver...No se, cuando nos ponemos delante de un paisaje.

- Yo soy más directo, ¿no te parece?

- Alguien debería sacarnos de dudas. Te digo una poesía y nos vamos, ¿te parece?

- Pues venga.

- En un día así cuelgo mi disfraz

me desnudo, nuda verdad frente al espejo.

Luego, como cada vez, me iré y el reflejo esperará

mi regreso. Caera la tarde y volverás.

Sobre el cristal los puntos de vaho helados

la estancia concava, sin esquinas te espera y al fondo

el espejo sin mi reflejo.

jueves, 10 de marzo de 2011

el reloj de arena

- Ahora escucho esto.
http://www.goear.com/listen/b77d695/mahler-5ordf-sinfonia-adagietto-gustav-mahler
Pulsa botón derecho. Abrir en otra ventana.

Dice esto Borges.
- Está bien que se
mida con la dura sombra que una columna en el estío arroja o con el agua de aquel río en que Heráclito vio nuestra locura.








Octavio me mira después de que termino de leer y me dice que deberíamos limpiar las telas de araña de la ventana. A fin de cuentas es nuestra ventana.
- Llevo días pensando en lo que me dijiste. Pero me gusta ese aspecto famélico y esa exageración de los hombros... ¿No te parece que le da cierto aire de fragilidad?
- No me gusta esa deformidad. No puede justificarse bien.
- No hablemos de deformidad...Octavio
- Pero yo la puedo justificar. Es coherente dentro de...de todo el conjunto. En cambio mira, acércate. Esto es ajeno a todo el conjunto. Esta estilización tipo giacometti es correcta, pero esta parte...no me gusta.
- No me jodas. Es así y ya está. Cuando esté terminada seguirá siendo así. ¿Es que no hay deformidad en nosotros mismos?
- Nosotros no podemos compararnos con otro yo "más perfecto".
- También la escultura es exclusiva.
- Deforme.
- ¿Qué te parece la música?
- Estoy concentrado en Borges. Escucha esto:
El tiempo, ya que al tiempo y al destino se parecen los dos: la imponderable sombra diurna y el curso irreevocable del agua que prosigue su camino.
....O esto otro:

Hay un agrado en observar la arcana arena,
que resbala y que declina y, a punto de caer,
se arremolina con una prisa que es del todo humana.

- No se bien quién nos estará escuchando. ¿No es un poco estúpido hablar sin ser escuchado?
- ¿No ocurre eso con la naturaleza?
- Explícate mejor.
- ¿Nunca has hablado frente a un paisaje nevado? Yo lo hago a menudo.
- ¿Y por qué nevado?
- Bueno, la nieve invita a eso. Es la quietud absoluta. El campo cruje cuando nieva.
¿Recuerdas esta foto?


- Recuerdo el frío de aquel día. ¿No fue cuando empezaste ese cuadro del pez saltando?
- Sí.
Además un poema:

Ha cambiado todo y casi nunca miro los árboles, el río, el calor, la ausencia.
Sin embargo, cada árbol parece
observarme
tantearme, registrarme en mi descuido.
Cada luz, cada relámpago. Es inutil la vigilia y
los ojos vidriosos. La ventana cerrada.
Instrumentos del mirar al final de los hilos
del creador.
Qué cambia no mirar y sin embargo
no parpadear, no poder cerrar el hueco dolor.
Y si no fuera más que el mirar, el instrumento.

No el que mira, sino inacción, lente

de aquel árbol, aquella montaña, aquel sol.

¿Qué quedaría de mi desdén, de mi descuido?

¿En que estás ahora?
- Unos bocetos: