jueves, 10 de marzo de 2011

el reloj de arena

- Ahora escucho esto.
http://www.goear.com/listen/b77d695/mahler-5ordf-sinfonia-adagietto-gustav-mahler
Pulsa botón derecho. Abrir en otra ventana.

Dice esto Borges.
- Está bien que se
mida con la dura sombra que una columna en el estío arroja o con el agua de aquel río en que Heráclito vio nuestra locura.








Octavio me mira después de que termino de leer y me dice que deberíamos limpiar las telas de araña de la ventana. A fin de cuentas es nuestra ventana.
- Llevo días pensando en lo que me dijiste. Pero me gusta ese aspecto famélico y esa exageración de los hombros... ¿No te parece que le da cierto aire de fragilidad?
- No me gusta esa deformidad. No puede justificarse bien.
- No hablemos de deformidad...Octavio
- Pero yo la puedo justificar. Es coherente dentro de...de todo el conjunto. En cambio mira, acércate. Esto es ajeno a todo el conjunto. Esta estilización tipo giacometti es correcta, pero esta parte...no me gusta.
- No me jodas. Es así y ya está. Cuando esté terminada seguirá siendo así. ¿Es que no hay deformidad en nosotros mismos?
- Nosotros no podemos compararnos con otro yo "más perfecto".
- También la escultura es exclusiva.
- Deforme.
- ¿Qué te parece la música?
- Estoy concentrado en Borges. Escucha esto:
El tiempo, ya que al tiempo y al destino se parecen los dos: la imponderable sombra diurna y el curso irreevocable del agua que prosigue su camino.
....O esto otro:

Hay un agrado en observar la arcana arena,
que resbala y que declina y, a punto de caer,
se arremolina con una prisa que es del todo humana.

- No se bien quién nos estará escuchando. ¿No es un poco estúpido hablar sin ser escuchado?
- ¿No ocurre eso con la naturaleza?
- Explícate mejor.
- ¿Nunca has hablado frente a un paisaje nevado? Yo lo hago a menudo.
- ¿Y por qué nevado?
- Bueno, la nieve invita a eso. Es la quietud absoluta. El campo cruje cuando nieva.
¿Recuerdas esta foto?


- Recuerdo el frío de aquel día. ¿No fue cuando empezaste ese cuadro del pez saltando?
- Sí.
Además un poema:

Ha cambiado todo y casi nunca miro los árboles, el río, el calor, la ausencia.
Sin embargo, cada árbol parece
observarme
tantearme, registrarme en mi descuido.
Cada luz, cada relámpago. Es inutil la vigilia y
los ojos vidriosos. La ventana cerrada.
Instrumentos del mirar al final de los hilos
del creador.
Qué cambia no mirar y sin embargo
no parpadear, no poder cerrar el hueco dolor.
Y si no fuera más que el mirar, el instrumento.

No el que mira, sino inacción, lente

de aquel árbol, aquella montaña, aquel sol.

¿Qué quedaría de mi desdén, de mi descuido?

¿En que estás ahora?
- Unos bocetos:


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